Las
nuevas tecnologías, como he dicho en entradas anteriores, actualmente están muy
presentes en la sociedad y, por tanto, en la realidad de todos los individuos,
teniendo esto también una gran repercusión en el ámbito de la educación. Dicha repercusión
está reflejada en la incorporación de estas tecnologías en el aula, hecho que
presenta diversidad de visiones y opiniones entre los profesionales de la educación,
pues en la mayoría de casos los docentes se encuentran a favor, pero también
podemos encontrar algún que otro profesor que no es partidario de ello.
Debido
a la visión que tiene cada profesional acerca de la incorporación de las nuevas
tecnologías en el aula, éste actuará de una forma u otra. Pues aquellos
profesores que estén totalmente de acuerdo con dicha incorporación, se
prestarán de forma voluntaria para formarse lo mejor posible e integrar de
forma decidida las tecnologías en el desarrollo de sus clases, puesto que
cuanto mayor manejo posean de ellas, más usos y beneficios podrán obtener. Por otro
lado, podemos encontrar aquel profesor que no está totalmente convencido sobre
los beneficios de esta incorporación, pero sí que están dispuestos a formarse y
a prepararse para la inserción de las nuevas tecnologías en sus aulas, ya que,
a pesar de sus dudas, son capaces de adaptarse y de ofrecer a los alumnos estas
innovaciones. Otro tipo de docente, sería aquel que está totalmente en contra
de las nuevas tecnologías y no es capaz de adaptarse y de integrarlas en sus
clases, a dichos profesores no es posible formarles y conseguir una plena integración.
Actualmente, se puede decir que predominan los docentes que son partidarios de la
incorporación de las nuevas tecnologías, es decir, tanto aquellos que están
plenamente convencidos, como los que tienen algunas dudas pero deciden formarse
e integrarlas en sus aulas sin ningún tipo de impedimento.
Un
aspecto muy importante que conlleva la incorporación de estas nuevas tecnologías
en el aula, es que el profesorado actual tiene que poseer unas características
que antes no eran necesarias, puesto que ahora el alumno también tiene libre
acceso a cualquier tipo de información, sin encontrar ningún tipo de barreras,
provocando así la posibilidad de que éste pueda plantear en clase cualquier
tipo de contenidos que el profesor tiene que ser capaz de dominar. Por ello, el
docente de la actualidad tiene que estar abierto a las propuestas que puedan
plantear sus alumnos, debatiendo con éstos para llegar a un buen razonamiento y
aprendizaje sobre la cuestión planteada; también tiene que tener una visión amplia
de la cultura porque va a trabajar y a tratar temas muy diversos y provenientes
de diferentes personas y entornos, así como deber de ser capaz de trabajar en colaboración
con otros docentes, puesto que esto permitirá compartir sus dudas, visiones,
inquietudes, etc., consiguiendo de este modo un aprendizaje mutuo. Otra característica
que tiene que poseer, es la capacidad de organización, debido a que ahora el
horario de clase se amplía, pues los alumnos pueden aprender algo nuevo en
cualquier momento y esto lo incorporan al aula, así que el docente es el que
decide aquello que realmente es interesante y se debe tratar en clase, con el
fin de aprovechar al máximo el tiempo que tiene de contacto directo con el
alumno.
Pues
bien, tras comentar un poco la visión que poseen los profesores sobre las
nuevas tecnologías, hay que tratar un tema muy importante, que es la metodología
que éstos van a emplear para la incorporación de dichas tecnologías en el aula,
ya que siempre no es la más indicada y, si no es así, estas innovaciones no
sirven para nada, incluso pueden dificultar el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Por ello, es imprescindible que el profesorado esté formado para el uso de
estas nuevas tecnologías, siendo capaz de incorporarlas en el aula de una forma
realmente novedosa. Puesto que, como pudimos ver en un vídeo de clase, a pesar
de incorporar nuevas tecnologías en el desarrollo de las sesiones de clase, se
sigue utilizando una metodología tradicional, nada innovadora, desaprovechando,
por tanto, las numerosas, llamativas y creativas posibilidades que éstas nos
permiten.
El proceso de enseñanza-aprendizaje es, básicamente,
un proceso de comunicación, y las nuevas
tecnologías presentan una peculiaridad que hace posible, de un modo fácil y
rápido, dicha comunicación: pues, son a la vez, canal y medio. Son canales que se encuentran abiertos de forma permanente,
permitiendo así acceder a cualquier tipo de medio en cualquier momento. Es decir,
las nuevas tecnologías unen el canal y el medio, ya que son un canal que está
siempre disponible, así como también son un medio a través del cual se pueden explicar
y hacer entender mejor a los alumnos los
contenidos, conocimientos, la realidad, etc. La característica más importante
que presentan los medios que podemos encontrar a través de las nuevas
tecnologías, es que nos permiten utilizar diversos modos de mostrar a los
alumnos aquello que se quiere aprender, adaptándose así a las características
de cada alumnado y, por ello, haciendo este proceso de enseñanza-aprendizaje
más personalizado, sencillo y flexible. Pues,
por ejemplo, para enseñar las tablas de multiplicar a los alumnos se pueden
utilizar vídeos, juegos, etc., en lugar de utilizar el típico método de
repetirlas o escribirlas una y otra vez.
En definitiva, la introducción de las
nuevas tecnologías en el aula es un proceso muy largo, puesto que los docentes
tienen que adquirir la formación necesaria y adaptarse a las nuevas herramientas
que le ofrecen. De manera que la labor del profesor presenta nuevos campos y requiere
que ésta sea más creativa y exigente, ya que su función cambia siendo ahora más
bien un facilitador o mediador en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Esto requiere
también que tengan capacidad para seleccionar los materiales indicados según el
tipo de alumnado, atendiéndoles también de forma individual, así como tienen
que dominar una cultura general que le permita poder tratar cualquier tipo de
información planteada por el alumno, la cual no estaba prevista. Pues bien,
para poder conseguir estos cambios en la labor docente, es imprescindible el
trabajo colaborativo, tanto entre los propios profesionales de la educación,
como entre el docente y el alumno, así como también, este trabajo colaborativo,
es muy beneficioso y provoca un mayor aprendizaje si se lleva a cabo entre alumnos.
Cualquier metodología y, sobre todo, aquellas en la que se incluyan las nuevas
tecnologías, son mucho más idóneas y enriquecedoras si se utiliza dicho método,
el trabajo colaborativo, es decir, habría que trabajar por grupos y establecer una
relación entre los miembros basada en la colaboración. Pues gracias a las
nuevas tecnologías, se facilita en gran medida esta colaboración, ya que tanto los
profesionales de la educación como los alumnos pueden estar en permanente
contacto, estableciendo ellos el modo o medio, así como el momento de
comunicarse, sin importar las fronteras que existan entre unos y otros.
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