domingo, 14 de octubre de 2012

GIOVANNI SARTORI: gran pensador...


Giovanni Sartori, nacido en Florencia en el año 1924, es un investigador en el campo de la Ciencia Política, concretamente, especializado en el estudio comparativo de la política. Ha sido profesor de las universidades de Florencia, Stanford y Columbia (donde actualmente disfruta de la condición de emérito).
Este gran pensador es autor de treinta libros, decenas de ensayos y cientos de artículos; entre sus obras más destacadas encontramos: “Homo Videns. La Sociedad Teledirigida” y “La Sociedad Multiétnica. Pluralismo, Multiculturalismo y Extranjeros”.  En cuanto a sus reconocimientos, es preciso destacar que en el año 2005 obtuvo el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales.
Debido a la extensa trayectoria de este investigador, para reflexionar sobre sus pensamientos e ideas, me voy a basar en un texto extraído de la parte final de la obra “La sociedad multiétnica. Pluralismo, Multiculturalismo y Extranjeros”, así como en varios artículos que tratan su obra “Homo Videns. La Sociedad Teledirigida; y, para conocerle un poco más, también he leído una entrevista que realizó para el periódico “El País”, en el año 2005, tras haber obtenido el Premio Príncipe de Asturias.
En primer lugar, voy a comenzar tratando el tema del Multiculturalismo (el cual ya ha aparecido en entradas anteriores), puesto que nuestro autor habla de ello sin ningún tipo de miedo ni tapujos y expresa todo lo que siente y opina sobre este concepto. Un titular que se puede extraer de su entrevista en “El País” es: “El multiculturalismo no es una medicina, es una enfermedad; es una manera de empeorar las cosas”. Para poder explicar esta frase, primero hay que comentar que este concepto de multiculturalidad lo que pretende fomentar es que cuando un inmigrante llega al país de acogida, éste tiene el pleno derecho de poner de manifiesto y de exigir la puesta en práctica de sus creencias, costumbres, ideologías, etc. Sin embargo, dicho concepto, a pesar de parecer “lo ideal”, puesto que se respetan los orígenes del inmigrante, tiene consecuencias muy negativas. Entre las principales consecuencias encontramos la creación de guetos, ya que el ser humano es un ser social y le gusta sentirse rodeado de aquellos que comparten sus mismos ideales, esto provoca que los inmigrantes queden aislados de la sociedad general del país de acogida, lo cual conlleva que, dentro de ésta, aparezcan subsociedades que no están dispuestas a abrirse a otras culturas, creando de este modo problemas de marginación e incluso conflictos ideológicos y revueltas.
Desde mi punto de vista lo que expone Sartori sobre la Multiculturalidad es totalmente cierto, ya que en la sociedad actual en la que nos encontramos “conviven” diferentes culturas, pero cada una dentro de su subsociedad, pues no hay una convivencia real en la que realmente coincidan, sino que cada uno “se refugia con los suyos”.
Por todo lo explicado anteriormente, nuestro gran pensador Sartori, aboga por el término de Pluriculturalidad, en lugar de Multiculturalidad. El pluralismo va unido también al concepto de tolerancia, ya que aquella persona que tolera tiene unos principios y creencias, pero, a la vez, es capaz de permitir que otros tengan otros principios y creencias distintos a los suyos y que, por tanto,  según su visión, son equivocados. En una sociedad pluricultural también se crean asociaciones voluntarias de personas que comparten las mismas ideologías y costumbres, apareciendo así líneas de división entre unas culturas y otras, sin embargo, en este caso siempre está presente el respeto entre unos y otros. Un problema que se puede presentar en esta comunidad es que el extranjero no siempre está dispuesto a respetar la cultura del país de acogida, lo cual puede provocar en los nativos del país cierto sentimiento de rechazo y de desprecio hacia estos inmigrantes.
Otro aspecto de controversia en el pluralismo, sería el hecho de hasta qué punto la sociedad pluralista debería de aceptar las condiciones que marcan o que presentan otras culturas distintas a las del país de acogida, esto es algo difícil de definir y de plantear; pero, desde mi opinión, no todo se puede permitir y hay que marcar también ciertos límites que deben ser conocidos y respetados por todos los ciudadanos, independientemente de sus ideologías y culturas.
Por tanto, podemos decir que Sartori considera que los problemas a los que se enfrenta una sociedad que recibe un gran flujo migratorio son muchos, variados y complejos, y que para nada se puede sostener que la diversidad es un “enriquecimiento”. Defiende la integración, pero, siempre y cuando, ésta implique una reciprocidad y una mínima aceptación por parte del integrado.
Para terminar con la reflexión sobre lo que piensa Sartori sobre estos conceptos, es preciso decir que en una sociedad pluralista, el individuo adquiere una serie de derechos que le permiten expresar sus ideales, pero, a su vez, éste tiene que ser capaz de conceder a los demás el derecho de expresar también sus creencias y principios, aunque se crean que no son los correctos y, todo ello, basado siempre en el respeto mutuo.
Tras haber realizado esta reflexión sobre los conceptos de Multiculturalismo y Pluriculturalismo, voy a pasar a tratar otro tema muy interesante del que Sartori nos habla en su obra: “Homo Videns. La Sociedad Teledirigida”. Pues en dicha obra, el autor realiza un análisis de la influencia de la televisión y de la cibernética en la sociedad actual. En ella contempla como la revolución multimedia, está transformando al “homo sapiens”, producto de la cultura escrita, en un “homo videns”, para el cual la palabra ha sido anulada por la imagen.
Según Sartori, debido a esta gran revolución multimedia, el hombre está perdiendo su rasgo más distintivo: el lenguaje, el cual es un instrumento de la comunicación y del pensamiento, así como también, es el tránsito de la comunicación oral a la palabra escrita, hecho que desarrolla la civilización, puesto que las civilizaciones se desarrollan con la escritura. Cuando se produce el gran salto tecnológico y aparece la televisión, comienza la transformación del “homo sapiens” al “homo videns”, empobreciendo su capacidad de pensar. Pues este medio no posee la posibilidad de transmisión de una opinión pública real, ya que son los propios medios audiovisuales los creadores de las diferentes corrientes de opinión; así como también este autor considera la televisión como un medio reduccionista, porque coge una realidad determinada y la simplifica y reduce al máximo para transmitirla. Por tanto, como los ciudadanos cada vez ven más la televisión, se podría decir que la opinión de éstos está inducida por dicho medio, es decir, por la información que aquí se transmite.
Un aspecto muy importante e interesante que plantea Sartori, es que la imagen por sí misma no es entendible, es decir, necesita ser explicada, pero la televisión no lleva a cabo una buena explicación, pues ésta suele ser distorsionada e insuficiente. Un claro ejemplo que me ha servido para comprobar que la imagen por sí misma es ininteligible, a pesar de que no tenía del todo este fin, ha sido cuando el profesor ha puesto en clase un vídeo del Pato Donald en el que se trataba de explicar la proporción áurea, pues solamente con la imagen que allí se planteaba y con su reducida explicación no he sido capaz de aprender como se calcula dicha sección áurea. Al igual que me ha sucedido con este vídeo, me ocurre esto con muchas imágenes que se transmiten a diario en la televisión, las cuales no logro entender o, incluso, pueden dar lugar a informaciones equivocadas.
En cuanto al fenómeno de Internet, este autor no tiene gran confianza en él, pues considera que su utilidad va a ser más bien de tipo administrativo o para el entretenimiento. Sin embargo, yo creo que en este aspecto estaba muy equivocado, ya que como podemos comprobar diariamente, cada vez son más los usos que le damos a esta red, teniendo un papel principal en la formación e información de los ciudadanos; a pesar de que esta formación e información siempre no sea la correcta.
En esta obra Sartori plantea un panorama desolador en el que la sociedad está dirigida por aquellos que tienen el poder televisivo, de tal manera que también se anula el medio como instrumento democrático, desembocando todo ello en una pérdida en la capacidad de pensar del ser humano.
Sin embargo, desde mi punto de vista, considero que el panorama actual tampoco es tan desolador, pues sí que es cierto que la televisión está condicionada por las ideas y pensamientos de quienes la dirigen, ya sean partidos políticos, órdenes religiosas, etc. Pero en la sociedad actual existen diversos medios por los que nos podemos mantener informados como Internet, la radio, etc., lo cual también nos permite contrastar posturas y poder reflexionar y pensar sobre ellas, llegando siempre a formular nuestro propia visión o idea. Sin embargo, un aspecto importante, es que para que esto sea posible y para que cada ciudadano sea capaz de organizar toda la información que le llega y a la que puede acceder, de modo que sea capaz de formar una visión lo más real sobre el tema considerado, es preciso que se formen ciudadanos con capacidad de pensar por sí mismos, que sean críticos y que no se dejen guiar por la primera información que pueden ver en cualquier medio. Por tanto, la escuela también tendría un papel importante en esto, pues los medios nos pueden servir para formar e informar a los individuos, pero para ello hay que saber utilizarlos correctamente y tener la capacidad de ser autónomos en el propio aprendizaje. Por lo que en las escuelas actuales es imprescindible que se enseñe sobre este correcto uso.

Bibliografía:
http://elpais.com/diario/2005/12/25/eps/1135495609_850215.html (Entrevista: LAS IMÁGENES DE 2005 -Giovanni Sartori)
http://www.galeon.com/razonespanola/re93-sar.htm (Homo Videns: La Sociedad Teledirigida)

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